El mecanismo de la adrenalina es como cuando uno va caminando por la calle, pasa frente a un portón y un perro gigante ladra. Nos pegamos un susto, pero por suerte el portón está cerrado. Pero de pronto, el perro salta por arriba del portón y en ese momento se activa todo nuestro sistema de alarma. El cerebro percibe el terror y genera una liberación de un volumen desquiciado de adrenalina y cortisol para que nuestro cuerpo pueda salir corriendo.

Esta es una reacción normal y necesaria de sobrevivencia de la especie. Una vez, logramos estar a salvo del perro,  empieza a bajar la taquicardia, se bronco dilatan los pulmones  y se vuelven a cerrar las pupilas. Se apaga el estímulo de estrés.